A unos pocos cientos de metros del pueblo de Quinua, aquí está el campo de batalla donde los españoles se rindieron al final de la batalla de Ayacucho en diciembre de 1824, y donde Perú fue final y verdaderamente independiente. Para conmemorar este acontecimiento, un gran obelisco blanco de 40 m de altura se erige en medio de la llanura, con escenas de batalla y un homenaje a los comandantes Sucre y Bolívar en su base.